Existen diferentes tipos de aparatos que nos permiten ver las emisiones de televisión y disfrutar del llamado “cine en casa“. Hay tanto donde elegir, y tanta disparidad de precios, que puede resultar confuso decidirse por uno u otro aparato y acabar cayendo en el primero que nos ofrecen los comerciales de las tiendas, o en los reclamos publicitarios. A continuación ofrezco algunos consejos para no equivocarse.
Antes de plantearse la compra de una televisión (o proyector), lo más importante es tener claro lo siguiente: el presupuesto máximo (incluyendo accesorios y cables), el uso principal al que va a ir destinado el aparato, dónde vamos a colocarlo y desde qué distancia vamos a mirar a la pantalla. Tu decisión se va a basar fundamentalmente en elegir entre una televisión LCD (cristal líquido), una televisión de plasma o un proyector.
Mi consejo inicial es que descartes los proyectores si no deseas una pantalla de visionado superior a las 47″ (algo más de 1 metro de ancho). No tengo nada en contra de los proyectores, de hecho yo tengo uno desde hace años y consigo con él 100″ para visionar películas, eventos deportivos, juegos de consola y televisión (muy esporádicamente, ya que para esto tengo una televisión de tubo 4:3 y otra LCD a 16:9). Sin embargo, los proyectores no son lo más adecuado para la mayoría de la gente. Sólo recomiendo un proyector a personas que cumplan las siguientes condiciones: sala espaciosa donde desplegar la pantalla, presupuesto holgado (los buenos proyectores son caros, y hay que incluir el cableado, el soporte, la pantalla desplegable, el equipo de sonido) y unas condiciones personales especiales (oscuridad, uso no continuado).
En general, la mayoría, os decidiréis por una televisión LCD o una de plasma, que es la elección correcta si queréis ver televisión, cine, juegos, etc, en un solo aparato, sin complicaciones de iluminación y sin ocupar un espacio excesivo. Si os soy sincero, para ver la televisión, ya sea TDT, satélite o cable, lo mejor actualmente es una televisión clásica con tubo de rayos catódicos (CTR) y con pantalla 4:3. Yo tengo una de esas (pesará 50 kg y tiene 60 cm de profundo), y para ver telediarios almorzando o pasar el rato apostando con el portátil mientras veo de reojo un partido de fútbol, es lo mejor. ¿Por qué? Pues porque en España la inmensa mayoría de las emisiones todavía son en formato 4:3 y no en 16:9.
Actualmente es casi imposible conseguir televisiones CTR 4:3 nuevas, porque las tiendas no las venden (aunque en eBay casi las regalan) debido a su peso y a su escasa demanda, pero siguen siendo la mejor opción para eso que llaman “ver la tele”. Sin una televisión 4:3 (es decir, cualquier LCD o plasma) vas a ver gordos a los presentadores de la tele, dos bonitas bandas negras a cada lado (que casi nadie suele dejar) o un zoom que recorte flequillos y haga perder mucha imagen. Por lo tanto, si lo que quieres únicamente es ver telediarios, concursos, etc, sin deformar la imagen ni ver bandas negras a cada lado, tu única opción debe ser una televisión CTR de 4:3 con un sintonizador de TDT. Con eso verás perfecto a los presentadores de los telediarios, los programas del corazón, etc. De momento olvídate de FULLHD, cables HDMI y demás chorradas. La TDT no emite en alta resolución, y lo hace en formato 4:3, así que es absurdo comprarse una televisión con formato 16:9 sólo para ver la tele.
En un futuro (¿2012?, ¿2020?, a saber), quizás las cadenas españolas tengan la deferencia de emitir en formato 16:9, y ese sí será el momento en el que las 4:3 se jubilarán definitivamente. También puedes hacer como yo: tener la 4:3 para comer y uso “de batalla”, la 16:9 para ciertos contenidos en ese formato y alta resolución, y el proyector para cine (o ver cine en la 16:9 si no tienes proyector).
Si “ver la tele” no va a ser lo fundamental, y no te importa ver a Lorenzo Milá con 20 kilos de más, o a todos los jugadores de fútbol con la cara de Ronaldo en sus últimos tiempos, entonces te toca elegir entre una televisión LCD o plasma (casi todas 16:9, y algunas 16:10, es decir apaisadas). No todo va a ser negativo. Estas televisiones modernas pesan mucho menos y son más delgadas, y, sobre todo, tienen una resolución y contraste que quizás te hagan olvidar el problema de las emisiones en 4:3.