Hay casos realmente sangrantes de cómo tratan algunos individuos a sus empleados. En este caso, empleada. A Regina Senger, una mujer australiana de Sydney, la contrataron para trabajar en un edificio, y la destinaron a un sótano húmedo donde crecía moho por todas partes. Como consecuencia de ello, no tardaron en llegar los dolores de cabeza y los problemas respiratorios. El abuso se produjo cuando Regina le pidió a su empleador que la trasladara a otro lugar.
La respuesta que recibió fue que no había traslado y que “el sexo curaría sus problemas“. Como resultado de esto, a Regina le han germinado esporas de moho en los pulmones y ha decidido demandar hoy a su empleador.
El gerente de la propiedad obligó a trabajar a la mujer en aquel lúgubre sótano donde crecía moho en las paredes y alfombras. Su abogada ha dicho que “las lesiones y los problemas de salud causados pueden ser muy importantes, afectándole a todos los aspectos de la vida” y que “la indemnización podría ser sustancial”.
La chica empezó a someterse a tratamiento médico en marzo, y sólo ha sido capaz de volver al trabajo a tiempo parcial en otras ocupaciones.
En fin, que esto nos muestra una vez más la falta de escrúpulos con la que se trata a algunas personas por el simple hecho de ser empleadas. Y en este caso con el agravante de recurrir al viejo truco machista de “el sexo es bueno para…” Ni siquiera habría hecho falta el traslado. Con una simple mascarilla antimoho, y un poco de comprensión, se habría evitado la enfermedad de esta chica. Ahora, al graciosillo este le tocará pagar una buena indemnización.
* Fuente: Melbourne Herald Sun.